¿Lograron Mallory e Irvine ser los primeros en conquistar el Everest en 1924? Tratando de conservar el alma y el espíritu de aquella expedición, esta novela Premio de Literatura Desnivel 2017, propone una versión personal de las peripecias que pudieron vivir aquellos audaces hombres que, buscando la gloria, se enfrentaron a lo desconocido.
Paralelamente, nueve décadas después, dos jóvenes alpinistas parten hacia el Tíbet con la cara norte del Everest como objetivo. Su expedición, de puro estilo alpino, nada tiene que ver con la odisea a la que se enfrentaron aquellos intrépidos pioneros británicos. Pese a estar separadas por tantos años, ambas expediciones convergen en un punto que podría unirlas para siempre en los anales del alpinismo.
«Everest. Porque está ahí, reúne los mejores ingredientes de todos aquellos libros que inspiraron a diversas generaciones de “conquistadores de lo inútil”. Un relato en paralelo, que gana interés y tensión a medida que avanza; donde se entrelazan las vivencias de aquellos pioneros de 1924, con las de dos escaladores modernos. En una narración con grandes dosis de humor e ironía». (Juanjo San Sebastián)
Ion Berasategi (Guipúzcoa 1969) Legazpiarra de nacimiento y bergarés de adopción, este guipuzcoano aterriza en el mundo bien avanzado el año 1969. Estudiante que nunca ha recibido un sobresaliente y para el que los notables apenas han existido, en Bachillerato se decanta por la rama de Ciencias. Desde aquella decisión ha vivido rodeado de los inexpresivos e implacables números que no aceptan interpretaciones. Amante de la escalada desde la juventud, aún sigue quedándose embelesado ante el imponente vuelo de un silencioso quebrantahuesos o los acrobáticos brincos de un ágil rebeco. Viajero compulsivo, ha realizado trekkings por las cordilleras más importantes del mundo (Himalaya, Karakórum, Alpes, Andes, Pirineos, Atlas, Cárpatos...). En 2010 comienza a hacer sus primeros pinitos como escritor y en 2014 resulta ganador del «VI Concurso de Relatos de Viaje Mikel Essery» con "Un diamante en el desierto". Escribir le divierte porque le hace pensar, le empuja a leer, le obliga a imaginar y le ayuda a descubrir. El combustible que provoca su inspiración lo exprime de las experiencias que vive en sus viajes.