"Cartografías nómadas", es una historia de carne y roca, o quizá podría decirse una historia de rocas protagonizada por personajes de carne y hueso. Personajes que están en el paro, que escalan solo los domingos, entrenan en el rocódromo, que se enamoran, que tienen miedos y egos, y que pelean con las vías de su grado al mismo nivel de intensidad y compromiso que lo hacen los grandes alpinistas sobre los que normalmente se cuentan las historias.
A través de la perspectiva de una joven escaladora mundana, se viaja a los entresijos de problemáticas que pueblan la realidad de una vida cualquiera plagada de dramas, euforias, aburrimientos y egolatrías. Los problemas cotidianos se entremezclan con las paredes de granito, dando como resultado una realidad enmarañada, con escenas a pie de monte donde árboles, cuerdas, montañas y mosquetones parecen hablar con voz propia.
"Cartografías nómadas" nos propone otra épica relacionada con la montaña, que no tiene como contexto las hazañas heroicas en la blancura de los ochomiles, sino la realidad palpable que conforma el mundo que pisamos donde, un insignificante V+, puede convertirse en La Aventura, con mayúsculas.